Día 36

El ayuno abre puertas divinas

Cuando ayunamos, Dios abre puertas que ningún hombre puede abrir. Cuando escuchas a Dios y obedeces, comienzan a abrirse puertas sobrenaturales que tu educación y conexiones no pueden. Abre puertas divinas y oportunidades de Dios. Vemos un ejemplo de esto en Ester. Durante ese tiempo, si no tuvieras el favor del Rey, serías asesinado tratando de acercarte a él. Llamó a un ayuno, creyendo que se abriría una puerta divina para poder acercarse al rey con su pedido y mantener su vida. El ayuno abre puertas que ningún hombre puede abrir: abre las puertas del cielo. Dentro de unos años, sucederá algo milagroso y sentirás el empujón del Señor de que fue el resultado del ayuno. Está ocurriendo una actividad sobrenatural que aún no has visto, potencialmente durante años y años por venir. Cuando ayunas, sucede lo sobrenatural.

 

Oración:
Tú abres puertas divinas, Señor. No con fuerza ni con poder, sino con el Espíritu del Señor. Gracias porque puedo asociarme con lo sobrenatural a través del ayuno. Creo que puedes hacer lo imposible. Puedes hacer montañas llanuras. No quiero buenas oportunidades; Quiero oportunidades de Dios. Ayúdame a discernir la diferencia. ¡Abre las puertas que sólo Tú puedes abrir como resultado de mi ayuno! Amén.

 

Escritura:

Ester 4:16 NVI

16 «Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa, para que ayunen por mí. Durante tres días no coman ni beban, ni de día ni de noche. Yo, por mi parte, ayunaré con mis doncellas al igual que ustedes. Cuando cumpla con esto, me presentaré ante el rey, por más que vaya en contra de la ley. ¡Y, si perezco, que perezca!»

  

Ester 5:1-2 NVI
Al tercer día, Ester se puso sus vestiduras reales y fue a pararse en el patio interior del palacio, frente a la sala del rey. El rey estaba sentado allí en su trono real, frente a la puerta de entrada. Cuando vio a la reina Ester de pie en el patio, se mostró complacido con ella y le extendió el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces Ester se acercó y tocó la punta del cetro.

 

Zacarías 4:6-7 NVI
Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella.

Mateo 7:7 NVI
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

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