Día 34
Solo por Ayuno – Autoridad Espiritual
La Autoridad Espiritual se incrementa en el ayuno.
En el capítulo 9 de Marcos, leemos la historia de Jesús sanando a un niño con un demonio. Jesús interviene cuando los discípulos no pudieron hacerlo. Cuando Jesús reprendió al demonio, este salió de él y el niño fue sanado en un instante. Él dice que algunos espíritus solo pueden salir con oración y ayuno. Como hemos aprendido en las últimas semanas, Jesús a menudo se retiraba y se iba a ayunar y orar. Estaba cerca del Padre, creciendo en fuerza y autoridad espiritual y por lo tanto estaba preparado y listo para echar fuera cualquier tipo de demonio. Él había estado con Su padre quien le dio autoridad espiritual. Si hay algo por lo que has estado creyendo y orando que no ha sucedido, ¡sigue preguntando mientras ayunas! El Señor puede pedirte que ayunes de nuevo y sigas buscándolo incluso más allá de estos 40 días.
Oración:
¡Gracias por la autoridad espiritual que me has dado que se vuelve aún mayor en el ayuno! Aumenta mi autoridad espiritual a medida que me acerco a ti en este momento. Le diste a tus discípulos todo poder y autoridad, así que te pido el mismo poder y autoridad que un seguidor tuyo. Enséñame a hacer lo que Tú haces.
Escrituras:
Marcos 9:14-29 NVI
14 Cuando llegaron adonde estaban los otros discípulos, vieron[a] que a su alrededor había mucha gente y que los maestros de la ley discutían con ellos. 15 Tan pronto como la gente vio a Jesús, todos se sorprendieron y corrieron a saludarlo.16 —¿Qué están discutiendo con ellos? —les preguntó.17 —Maestro —respondió un hombre de entre la multitud—, te he traído a mi hijo, pues está poseído por un espíritu que le ha quitado el habla. 18 Cada vez que se apodera de él, lo derriba. Echa espumarajos, cruje los dientes y se queda rígido. Les pedí a tus discípulos que expulsaran al espíritu, pero no lo lograron.19 —¡Ah, generación incrédula! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho.20 Así que se lo llevaron. Tan pronto como vio a Jesús, el espíritu sacudió de tal modo al muchacho que este cayó al suelo y comenzó a revolcarse echando espumarajos.21 —¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? —le preguntó Jesús al padre.—Desde que era niño —contestó—. 22 Muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.23 —¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible.24 —¡Sí creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe!25 Al ver Jesús que se agolpaba mucha gente, reprendió al espíritu maligno.—Espíritu sordo y mudo —dijo—, te mando que salgas y que jamás vuelvas a entrar en él.26 El espíritu, dando un alarido y sacudiendo violentamente al muchacho, salió de él. Este quedó como muerto, tanto que muchos decían: «Ya se murió». 27 Pero Jesús lo tomó de la mano y lo levantó, y el muchacho se puso de pie.28 Cuando Jesús entró en casa, sus discípulos le preguntaron en privado:—¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?
29 —Esta clase de demonios solo puede ser expulsada a fuerza de oración[b]—respondió Jesús.
Lucas 9:1-2
Y convocó a los doce y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para curar enfermedades, 2 y los envió a proclamar el reino de Dios y a sanar.
Efesios 1:15-23 NVI
15 Por eso yo, por mi parte, desde que me enteré de la fe que tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los santos, 16 no he dejado de dar gracias por ustedes al recordarlos en mis oraciones. 17 Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor. 18 Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos, 19 y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz 20 que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales, 21 muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque, no solo en este mundo, sino también en el venidero. 22 Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo,[a] y lo dio como cabeza de todo a la iglesia. 23 Esta, que es su cuerpo, es la plenitud de aquel que lo llena todo por completo.