Día 23

Ayuno + Soledad

El ayuno puede no ser su forma típica de conectarse con Dios, pero podemos conectarnos con Él de muchas maneras.

 

La soledad es experimentar la intimidad con Dios al estar a solas con Él.

Mientras ayunas, deja espacio para tener más momentos de a solas con el Señor. Tenga un lugar de encuentro regular con el Señor durante su ayuno. Estar con Él sin otra razón que la de sumergirnos en Su presencia. Cuando esté ayunando, no permita que otras distracciones llenen los espacios que ha reservado para el Señor. Deja que Él te vea plenamente en el silencio. ¡Nada le escondas a Él! No tema lo que Él pueda revelarte en su tiempo de ayuno. Es en nuestra debilidad que Él es magnificado. Cuando está ayunando y liberando su tiempo y capacidad, puede sentir la necesidad de llenar ese tiempo con otras cosas. Pero permítase simplemente ESTAR con el Señor. Siéntese cómodo estando a solas con Dios en la soledad. Cuando dejas de lado esta cualidad de una vez con Dios, le estás diciendo “Solo te quiero a ti”. La soledad nos recuerda el clamor de nuestro corazón para ser uno con nuestro Hacedor. ¡Es en esta intimidad con Dios que ganas terreno espiritual! Hay tantos lugares en las Escrituras que Jesús se retiró a un lugar de soledad para encontrarse con el Señor. ¡Él modeló la soledad para nosotros!

 

Oración:
Dios, te encomiendo y consagro mi tiempo durante este ayuno. Nada es más importante para mí que simplemente estar contigo, complacerte y crecer en intimidad contigo. Gracias por lo que hiciste en la cruz para que yo pueda estar contigo todos los días. Gracias por modelar la soledad en tu palabra. Enséñame a hacer lo que Tú hiciste. Dejo a un lado todas las distracciones. Todo lo demás puede esperar. Huye distracción, venga Espíritu Santo. Encuéntrame en la soledad hoy. Amén.

 

Sagrada Escritura:

Mateo 14:13 NVI

13 Cuando Jesús recibió la noticia, se retiró él solo en una barca a un lugar solitario. Las multitudes se enteraron y lo siguieron a pie desde los poblados.

 

Lucas 22:41 NVI

41 Entonces se separó de ellos a una buena distancia,[a] se arrodilló y empezó a orar:

Lucas 5:12-16 NVI

12 En otra ocasión, cuando Jesús estaba en un pueblo, se presentó un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, cayó rostro en tierra y le suplicó:

—Señor, si quieres, puedes limpiarme.

13 Jesús extendió la mano y tocó al hombre.

—Sí, quiero —le dijo—. ¡Queda limpio!

Y al instante se le quitó la lepra.

14 —No se lo digas a nadie —le ordenó Jesús—; solo ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación lo que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.

15 Sin embargo, la fama de Jesús se extendía cada vez más, de modo que acudían a él multitudes para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades. 16 Él, por su parte, solía retirarse a lugares solitarios para orar.

 

Salmo 62 NTV
1 Espero en silencio delante de Dios,
    porque de él proviene mi victoria.
Solo él es mi roca y mi salvación,
    mi fortaleza donde jamás seré sacudido.

¡Cuántos enemigos contra un solo hombre!
    Todos tratan de matarme.
Para ellos no soy más que una pared derribada
    o una valla inestable.
Piensan derrocarme de mi alta posición.
    Se deleitan en decir mentiras sobre mí.
Cuando están frente a mí, me elogian,
    pero en su corazón me maldicen. Interludio

Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios,
    porque en él está mi esperanza.
Solo él es mi roca y mi salvación,
    mi fortaleza donde no seré sacudido.
Mi victoria y mi honor provienen solamente de Dios;
    él es mi refugio, una roca donde ningún enemigo puede alcanzarme.
Oh pueblo mío, confía en Dios en todo momento;
    dile lo que hay en tu corazón,
    porque él es nuestro refugio. Interludio

La gente común no vale más que una bocanada de viento,
    y los poderosos no son lo que parecen ser;
si se les pesa juntos en una balanza,
    ambos son más livianos que un soplo de aire.

10 No te ganes la vida mediante la extorsión
    ni pongas tu esperanza en el robo.
Y si tus riquezas aumentan,
    no las hagas el centro de tu vida.

11 Dios ha hablado con claridad,
    y yo lo he oído muchas veces:
el poder, oh Dios, te pertenece a ti;
12     el amor inagotable, oh Señor, es tuyo.
Ciertamente tú pagas a todos
    de acuerdo a lo que hayan hecho.

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